Irma Galve

blog Irma

Más baja que alta, de termostato bajo y con aspiraciones de nube.

No descubrí hasta los trece años el mundo de la escritura. Fue gracias a mi profesora de lengua y literatura. Sólo la tuve un año pero cada semana nos pedía al menos un pequeño escrito. A ella la apasionaba la lectura. Y el amor por la lectura puede ser igual de contagioso que la malaria, si el transmisor lo vive con la suficiente intensidad. Ahí descubrí que me gustaba tanto una cosa, como la otra. Y también que los plazos de entrega espoleaban la imaginación y mi rendimiento, para qué mentir.

Tan solo un año después tuve la suerte de conocer a Marián y, aunque el tema de la escritura no suele nacer con mucha facilidad (qué pretencioso suena decir que uno escribe, ¿verdad?), en el momento en el que surgió, comenzamos a pasarnos hojas, a leer las cosas de la otra, a escribir a ratos juntas y a ratos separadas…y una década después, aquí estamos.

Una década después, una se da cuenta de que los miedos hay que superarlos, y el leer y escribir entre dos ya no parece tan suficiente. Así pues….aquí estamos.

Deja un comentario